Una lectura insustituible: El Principito

Generalmente un libro tiene como carta de presentación el título- es como el nombre que llevamos los humanos- y se distingue dentro de la literatura nacional y universal. En mi niñez cuando aún no contaba con la experiencia de los libros leídos, la profesora de quinto grado nos sugirió la lectura de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Confieso, la propuesta no me atrapó en esos momentos, solo cuando comencé en séptimo grado, en la clase de Literatura, cuando apareció en pizarra un fragmento de la obra, me decidí a buscar el libro.
Antoine Saint-Exupéry fue un escritor y aviador francés, autor de El Principito, nacido en una familia noble de Lyon el 29 de junio de 1900 y falleció en el año 1944. Estudió en la Universidad de Friburgo. El libro ha batido récords de venta en el mundo y en todos los idiomas desde 1943, año en que se publicó por primera vez en francés. En realidad, nunca se supo qué le ocurrió al autor, pues desapareció para siempre en una misión de reconocimiento, cuando sobrevolaba la Francia ocupada por los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial. Antoine vivió la dura experiencia de vivir las dos Guerras Mundiales, aspectos que lo marcarían como a todos los jóvenes de la época.
Sorprendentes por la profundidad humanística, las frases que de lector a lector, se repiten, son lecciones. Antoine Saint-Exupéry creó un texto lleno de parábolas, puede ser releído y siempre encontrar nuevas perspectivas, mensajes y lecturas.  “Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad.” “Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.”
El principito, una fábula infantil para adultos; por su significado es la historia alegórica de un piloto caído de un avión, que conoce a un joven príncipe del asteroide B-612, el lenguaje y el diálogo establecen una estrecha comunicación que llega a la complicidad y entusiasma a niños y adultos. El príncipe, mientras explica su viaje interplanetario, describe a la mayoría de los adultos que ha conocido como “avaros, egoístas y sin imaginación”, palabras tan duras y ciertas merecen nuestra atención. Reflexionemos por la actualidad del tema.
Las motivaciones para ese libro pudieran estar en el aterrizaje forzoso que protagonizó junto con su navegador Andre Prevot la tarde del 30 de diciembre de 1935, en la parte de Libia del desierto del Sahara mientras volaba de París a Saigón. Sobrevivieron al aterrizaje pero sufrieron los estragos de la rápida deshidratación en el Sahara. No tenían idea de su ubicación y lo único que llevaban para alimentarse eran uvas, dos naranjas y una pequeña ración de vino. Ambos experimentaron alucinaciones visuales y auditivas.
Empeñados en promocionar el hábito de leer y de educar en valores para lograr seres humanos mejores, podemos entre otras, citar las lecciones del principito y su encuentro con el zorro, quien le enseña la naturaleza de los verdaderos afectos. Para luego comparar a su Flor con las que conforman un rosal, espetándoles: " Son bellas, pero están vacías (...) No se puede morir por ustedes". En la crítica nos llama a preocuparnos por la belleza interior esa, la única valedera y perdurable. 
A través de la lectura, no importa la edad, ni el sexo, ni la profesión todos podemos sacar experiencias. Las enseñanzas en la obra de Exupéry, “El Principito” sobre la importancia de las relaciones humanas cobran vigencia y nos alertan de la importancia para llegar a ser mejore seres humanos. La grandeza y universalidad de la obra siempre nos sorprende. Busca el ejemplar y compártelo con tus amistades, precisamente ahora que comienzan las vacaciones la familia se reúne y esta resulta un excelente pretexto para profundizar en asuntos medulares que el libro nos lo facilita.

Por Cary Díaz

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