La sobreexposición solar, un peligro mortal para nuestra salud

No cabe duda que tomar el sol de manera moderada aporta importantes beneficios a nuestro organismo. El primero de ellos, y quizá el más importante, es que nos ayuda a realizar funciones vitales como la de sintetizar la vitamina D.
 
Pero a pesar de estos aportes beneficiosos, no debemos olvidar que, si nos excedemos, puede reportarnos graves perjuicios. De hecho, la sobreexposición a la radiación solar conlleva, en primer lugar, el grave riesgo de sufrir quemaduras en la piel. También tiene efectos negativos a largo plazo, como son el envejecimiento prematuro derivado de una profunda deshidratación de la piel, la elastosis –envejecimiento cutáneo precoz e incurable– y otros daños de mayor gravedad como es el cáncer.

En este sentido, cada año se diagnostican en  países como España más de 50 mil casos de cáncer de piel y, de ellos, más de tres mil corresponden al melanoma, que es la forma más grave y agresiva de este tipo de tumores, según certifican estudios recientes de la Asociación para el Autocuidado de la Salud.

El melanoma y otros cánceres de piel

El melanoma, derivado de la sobreexposición solar, es tan sólo la punta del iceberg ya que tomar el sol en exceso puede causar otras muchas patologías. Sería el caso del cáncer de piel no melanoma. Se trata de un cáncer que es menos mortal que el anterior pero que si no se trata de manera adecuada puede propagarse por el organismo. Como en otros tipos de cáncer, las posibilidades de curación, si se detecta de forma precoz y se recibe el tratamiento adecuado, son bastante elevadas.

Otras patologías son los carcinomas basocelulares y los carcinomas de células escamosas. Ambos son tumores cancerígenos de la piel y su manifestación es en forma de nódulos o protuberancias. Mientras que los segundos pueden derivar en metástasis, los primeros no suelen propagarse aunque sí producir graves daños en nuestro organismo ya que, en ocasiones, llegan a penetrar hasta el hueso.

En este sentido, es muy importante revisar con frecuencia nuestra piel para detectar posibles lesiones o cambios en la morfología de los lunares. Si se diera el caso de que observamos cualquier anomalía, debemos acudir a un dermatólogo porque la detección precoz del melanoma es fundamental para su curación.

Otras lesiones
 
Además de las mencionadas anteriormente, la exposición prolongada a los rayos UV puede provocar otra serie de lesiones. Entre ellas, destacan afecciones cutáneas como la queratosis actínica –aparición de bultos en zonas de la piel expuestas al sol– y el envejecimiento prematuro de la piel, cataratas, degeneración macular y otras lesiones oculares. Inhibición del normal funcionamiento del sistema inmunitario tanto del cuerpo como de las defensas naturales de la propia piel. Ante los daños que provoca la sobreexposición al sol, es obligatorio tomar medidas como el empleo de sombreros y prendas que protejan nuestro rostro y los brazos, también los hombros puedes sufrir quemaduras, por ello es imprescindible protegerlos. Recuerde: si no cuidamos nuestra piel, podemos morir a causa de los efectos derivados de la sobreexposición al sol.

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