Pereza


Autora: Arletys González Rodríguez

Tramitar “algo”, por llamarlo de alguna forma y acercarlo al buen cubano, es una situación histriónica en muchos lugares en la Villa del Humor. Y es que aumentar la calidad de los servicios a la población con mayor rapidez es hoy en día una tarea pendiente, en San Antonio de los Baños y en la mayor parte del territorio nacional.

Pongo un ejemplo. Hace tan solo días, mi abuelo de 84 años y cardiópata además, necesitaba renovar su tarjeta de control de medicamentos. Para ello, requería primero un certificado de un cardiólogo, el cual luego de una engorrosa cola, mi mamá y yo logramos obtener. Pero, aun no quedó resuelto el problema, había que acuñar el certificado ahí, en el policlínico.

Pensamos, ilusamente que sería fácil. Solamente esperaban cuatro personas. Personas que en la misma fila estaban solicitando turnos médicos, ultrasonidos, alguna que otra consulta. Y mi mamá y yo, nuestra legalización del necesitado documento. Casi la mañana perdida, ¿por qué, si no había tantas personas? Se preguntará usted.

Las compañeras encargadas de registrar y facilitar este trámite lograron hacerlo todo más engorroso conversando entre ellas y con cualquier conocido que se acercaba a la mesa. 45 minutos para atender a las cuatro personas y a mi mamá y a mí que ese día perdimos una provechosa mañana de trabajo; con un trámite que hubiese sido muy fácil o al menos un poco más ligero a no ser, por esa pereza evidente.

Así sucede en mercados, tiendas, bodegas, bufetes colectivos, en fin, en un sinnúmero de instalaciones que brindan un servicio poco efectivo en la mayoría de los casos a la población. Papeles que demoran un siglo, otros que se extravían, o que hay que rectificar porque la fecha está mal o el texto tiene graves errores gramaticales y de ortografía.
Personas de la tercera edad, mujeres con niños, jóvenes, amas de casa, ariguanabenses todos, se ven afectados con esta situación de tramitar algo indispensable y necesario en determinado momento. A cuántos no nos ha sucedido que nos han dicho: venga el lunes y luego el martes y así, sucesivamente.

Cada ciudadano tiene el derecho legal de ser tratado  con respeto. A veces existen personas que ocupan un puesto determinado y olvidan sus funciones, y maltratan al personal y hacen engorroso el más simple de los trámites.

Y eso, considero no debe suceder porque somos iguales. Porque somos cubanos, que nos hace únicos. No nos maltratemos, usemos las reglas, los estatutos legales para un buen servicio a la población y cuando recibamos a alguien, facilitemos el proceso con un elegante trabajo, lejos de esa pereza que le conté, me golpeó hace unos días, en uno de mis trámites.

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