Para tener presente



Esto les ocurre a muchas personas a diario y realmente es algo sobre lo que debemos reflexionar.
Una amiga tropezó con un extraño que pasaba y le dijo: perdón… él contestó: discúlpeme por favor, no la vi. Ambos fueron muy educados y siguieron sus caminos.

En la tarde, al estar cocinando, estaba su hijo muy cerca de ella. Al voltearse de pronto casi lo tumba. ¡Quítate!- Le gritó. Él se retiró sentido, sin que ella notase lo duro que le habló. Al acostarse, estando despierta aún, una voz le dijo suavemente a su lado: Trataste al extraño cortésmente, pero maltrataste al niño que amas. Si vas a la cocina encontrarás unas flores en el piso, cerca de la puerta. Son las flores que cortó y te trajo. Estaba calladito para darte la sorpresa y no viste las lágrimas que llenaron sus ojos cuando le gritaste.

Entonces ella se sintió miserable y empezó a llorar. Se levantó y suavemente se acercó, se arrodilló junto a su cama y con dulzura le dijo: Despierta hijo, despierta. ¿Son estas las flores que cortaste para mí? Él sonrió y le dijo: Las encontré en el jardín y las cogí porque son bonitas como tú. Con un nudo en la garganta, muy arrepentida de lo que había hecho, lo tomó en sus brazos y le dijo: Hijo, siento mucho lo que hice, no debí gritarte. Él, con mucho amor y una sonrisa en sus labios contestó: Está bien mami, yo te quiero de todos modos… a lo que ella respondió: Yo también te quiero mi amor y me gustan mucho las flores.

Muchas veces nos entregamos más al trabajo y demás obligaciones que a nuestra familia. Piensa que si morimos mañana todas nuestras obligaciones serán cumplidas por otra persona, en cambio, la familia que dejamos sentirá la pérdida por el resto de su vida. No lo olvides. No dejes que la vida se te vaya sin que ellos sientan la inmensidad de tu amor.

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