Para tener presente
Esto les ocurre a muchas personas a diario y realmente es algo sobre lo que
debemos reflexionar.
Una amiga tropezó con un extraño que pasaba y le dijo: perdón… él contestó: discúlpeme por favor, no la vi. Ambos fueron muy educados y siguieron sus caminos.
Una amiga tropezó con un extraño que pasaba y le dijo: perdón… él contestó: discúlpeme por favor, no la vi. Ambos fueron muy educados y siguieron sus caminos.
Entonces ella se sintió miserable y empezó a llorar. Se levantó y suavemente se acercó, se arrodilló junto a su cama y con dulzura le dijo: Despierta hijo, despierta. ¿Son estas las flores que cortaste para mí? Él sonrió y le dijo: Las encontré en el jardín y las cogí porque son bonitas como tú. Con un nudo en la garganta, muy arrepentida de lo que había hecho, lo tomó en sus brazos y le dijo: Hijo, siento mucho lo que hice, no debí gritarte. Él, con mucho amor y una sonrisa en sus labios contestó: Está bien mami, yo te quiero de todos modos… a lo que ella respondió: Yo también te quiero mi amor y me gustan mucho las flores.
Muchas veces nos entregamos más al trabajo y demás obligaciones que a nuestra familia. Piensa que si morimos mañana todas nuestras obligaciones serán cumplidas por otra persona, en cambio, la familia que dejamos sentirá la pérdida por el resto de su vida. No lo olvides. No dejes que la vida se te vaya sin que ellos sientan la inmensidad de tu amor.
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