La familia: espacio ideal para el amor y la amistad
La
familia tiene que representar para cualquier persona sin discriminar
ningún aspecto el espacio armónico para compartir criterios, mediar en
el establecimiento de actitudes, fomento de valores, principios y
sentimientos que nos identifiquen en el resto de los ámbitos de la
sociedad y sean el resultado de lo mejor de las experiencias de las
distintas generaciones convivientes en un mismo espacio, con un lazo
consanguíneo común con diversidad de intereses gracias al respeto por el
otro.
Reflexionemos
entonces sobre la necesidad de sentir el calor humano, el afecto
sincero, la caricia tierna en el hogar e insisto experimentarla a
plenitud.
Todos
y cada uno de forma recíproca, ilimitada, no debemos esperar un día o
un acontecimiento, tenemos que ser espontáneos. Es lamentable convivir
en un espacio árido, carente de aprobación donde se escuchen reproches,
críticas negativas que marcan la incapacidad del reconocimiento y la
imposibilidad de realizarse como seres capaces.
En
Cuba, febrero es visto como el mes del amor, el 14 lo marca, pero esto
no basta. Debemos entender que en una familia las relaciones entre sus
miembros tiene que basarse en el amor y extenderse además como
relaciones amistosas, en franco entendimiento, sin agresividad, alejadas
de posiciones intransigentes y rígidas.
Pensemos:
tenemos que lograr que las relaciones humanas se construyan como una
casa, un edificio, paso a paso, para que se convierta en un espacio
donde prime el afecto, la ayuda y florezcan la esperanza y la fe entre
los seres humanos y podamos crecer y reconocernos, no con jerarquía de
poder, sino con el poder y la fuerza del amor y la amistad entre todos.
Por Cary Díaz
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