El sabio vueltabajero
Escrito por Omar Felipe Mauri
Era San Antonio de los Baños, a mediados del siglo diecinueve, un poblado en desarrollo. La industria cafetalera, el azúcar y el tabaco habían convertido a la región del Ariguanabo en una zona próspera, en constante expansión. En este contexto fijó su domicilio en la Villa Tranquilino Sandalio de Noda Martínez.
Era San Antonio de los Baños, a mediados del siglo diecinueve, un poblado en desarrollo. La industria cafetalera, el azúcar y el tabaco habían convertido a la región del Ariguanabo en una zona próspera, en constante expansión. En este contexto fijó su domicilio en la Villa Tranquilino Sandalio de Noda Martínez.
Alternando
con estancias en Pinar del Río, en 1839, Tranquilino Sandalio de Noda
estableció su domicilio en San Antonio de los Baños. En la casa de su
tía Lutgarda Martínez permaneció al menos hasta 1852, cuando se
convirtió en su residencia oficial. El hogar estuvo situado en Santa
Catalina entre Retiro y Soledad, actualmente calle 66 entre 31 y 33.
Buscaba el intelectual artemiseño permanecer cerca de su casa en La
Habana de intramuros, para poder cumplir con las funciones
gubernamentales otorgadas en la capital.
Nótese
que Noda estuvo al frente del sistema de estadística nacional por
algunos años. Ejemplo de la estatura política e intelectual de
Tranquilino, se refleja en que solo unos meses después de haberse mudado
para San Antonio de los Baños, en 1840, la junta ordinaria de la
Sociedad Patriótica de La Habana le encargó relacionarse con los
organizadores de las futuras diputaciones patrióticas de Cárdenas,
Cienfuegos y Sagua la Grande, momento que aprovechó para proponer un
oficio a la junta extraordinaria de dicha sociedad, para el
establecimiento de una diputación patriótica en la región más occidental
de la Isla. Gracias a sus gestiones se creó la Sociedad Económica de
Guanajay.
Calcagno
ha enfatizado el valor de esta etapa de la vida de Tranquilino Sandalio
de Noda, catalogándola de intensa como intelectual, por la variedad de
aportaciones realizadas y al trabajo empeñoso acometido para lograr el
fomento de la Vuelta Abajo.
En
1863 Tranquilino Sandalio de Noda Martínez se retiró, por enfermedad, a
su casa en San Antonio de los Baños. Aunque desmejorado, escribió para
el periódico El Labrador dos secciones sobre agricultura, tituladas:
Cartas desde mi chocita y Ocios de un guajirito.
Un
meticuloso estudio sobre la laguna de Ariguanabo y los Análisis sobre
los sistemas higiénicos e hidrográficos de San Antonio, le ganaron
prestigio en el mundo académico. Tuvo a su cargo el trazado de los
planos de San Antonio para la confección del Registro General de
Propiedades Rurales. En 1850 había publicado en el Diario de La Habana
varias crónicas sobre esa localidad.
Durante
su retiro espiritual antes de encarar la muerte, utilizaba la sala de
su casa como aula para impartir clases de forma gratuita a niños pobres e
hijos de esclavos y negros libres. A pesar del estado avanzado de sus
males, escribió un Diario de enfermo. Los ataques de asma se hacían más
frecuentes y con mayor intensidad, a la par que se manifestaban
irresistibles los dolores que le causaba la enfermedad de la gota. Todo
ello lo llevó a la inmovilidad y de ahí a la muerte, acaecida en San
Antonio de los Baños, el 27 de mayo de 1866.
El
5 de diciembre de 1899, el ayuntamiento de San Antonio, acordó ponerle
al antiguo Paseo de Pérez Capote, el nombre de Paseo de Noda. Dicho
parque se convirtió en el malecón a orillas del río Ariguanabo, ubicado
entre las actuales calles 54 y Línea del Ferrocarril.
Quince
años después Quijano, teniente del Ejército Libertador, y los señores
Figuerola y Coronado, director y secretario, respectivamente, de la
Biblioteca Nacional, cursaron al Ayuntamiento de San Antonio una carta
solicitando permiso para colocar una placa de mármol en la casa en que
murió Noda. Esta distinción no se pudo realizar porque la casa había
desaparecido.
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