Otro puente musical entre Cuba y Estados Unidos
En concierto único, el teatro Martí
presentó al Coro y Orquesta de la norteamericana New Life Foundation, en
una gira auspiciada por la Convención Bautista de Cuba Occidental.
Mediante obras de célebres compositores (Morricone, Flauding,
Strommen…), pasando por el gospel y el negro spiritual, sin olvidar
algún que otro aporte del patio, el ensemble se paseó por la himnología
cristiana.
Valga anotar que, amén de su labor propiamente musical, la
organización sin fines de lucro expide programas de extensión a jóvenes
con evidente talento, que sin embargo carecen de recursos o son
huérfanos, en un radio de acción que abarca muchos países (se evidencia
la mayoría de ascendencia oriental dentro de los integrantes).
El programa ofrecido la noche del martes reveló una orquesta
compacta, bien sonante, con secciones de cuerdas y vientos que conferían
toda la solidez y hermosura a la mayoría del repertorio elegido; sin
embargo, no puede escribirse lo mismo del coro, afinado pero débil en la
cohesión de las masas vocales, aun cuando la jornada reveló varios
solos estimables –como los de la soprano Jeehea Rheem–, lo cual se hizo
extensivo a algunos solistas del organismo sinfónico (el trompetista
Haelin Jeon, el violinista Teddy Yoo, el clarinete de Rachel Coile).
Además del repertorio propiamente clásico, sobresalieron varias
piezas de otros lares (los tradicionales coreanos Arirang, Baba Yetu o
Zigeunerweisen) sin olvidar la preciosa balada Creo en Dios de nuestro paisano Yusin Pons, en un inteligente arreglo de Camp Kirkland.
Fue una sesión donde una vez más, se erigieron puentes culturales y
humanos entre Cuba y Estados Unidos, pero mucho más allá: universales.
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