Retos esperanzadores desde Brasil

La necesidad de tener cerca a Cuba, de estar en ella, llena el pensamiento de aquellos que partieron hacia Brasil hace un año con el compromiso de llevar la luz de la salud a los me­nos favorecidos del gigante suda­mer­icano. A la vuelta del tiempo regresan a la Patria con la satisfacción del deber cumplido y el deseo de disfrutar unas merecidas vacaciones antes de volver a su sagrada misión de salvar vidas.


Desde horas de la mañana de ayer el Ae­ropuerto Internacional José Martí comenzó a recibir a más de dos mil galenos cubanos que forman parte de la misión Más Médicos, una de las políticas sociales más importantes que lleva adelante el gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff.

Recientemente la mandataria destacó en su programa radial semanal la importancia de es­ta iniciativa que ha procurado atención especializada a unos 50 millones de sus compatriotas. De los 14 462 médicos incorporados al programa, más de 11 mil son cubanos, todos especialistas en Medicina General In­tegral y destacados en zonas con pobre o nula atención de salud.

BRASIL, UNA MISIÓN DIFERENTE

La Doctora Wilma Zamora es de San An­tonio de los Baños, Artemisa, y llegó a Brasil en agosto del pasado año como parte del primer grupo de 400 médicos de la brigada cubana. Con dos experiencias previas en el extranjero (Guatemala y Bolivia), recuerda el ­ im­pacto que le causó los primeros días en  el es­tado de Amazonia, puntualmente en la re­gión indígena de São Gabriel da Cachoeira, donde, confiesa, ha vivido una de las experiencias profesionales y humanas más importantes de su vida.

“En otras misiones trabajé con grupos poblacionales poco favorecidos, pero en Bra­sil me ha tocado atender a grupos indígenas que no hablan portugués, lo que en un inicio hizo muy difícil la comunicación. A eso su­ma­mos el difícil acceso a los lugares donde ra­dican la mayoría de esas comunidades, en plena selva, a través de ríos y a los que se llega mediante largas caminatas”.

“El trabajo desarrollado por el personal cubano es único para estas poblaciones, llevamos adelante este programa de asistencia primaria en condiciones muy difíciles, pero los resultados alcanzados nos satisfacen mu­cho. Gente que nunca habían visto un médico en su vida agradecen enormemente nuestra presencia en esos lugares, sobre todo por el trato humano que reciben. Un gesto cortés, una mano sobre el hombro o la sonrisa que los tranquiliza son muy apreciados porque saben que los médicos cubanos están allí por ellos y para ellos”.

“Es una experiencia mutua, a mí me ha dado la posibilidad de conocer a etnias que viven en estado natural, como antes de la llegada de los colonizadores europeos, y que no tienen conciencia real de la importancia que para sus vidas reviste la atención médica especializada. Son poblaciones muy apegadas a sus costumbres y que miran con recelo todo lo que está fuera de sus comunidades, pero esas barreras han sido vencidas por los médicos cubanos. 

Hemos aprendido parte de sus dialectos sobre la marcha, sus costumbres y su idiosincrasia para poder llevar adelante nuestra misión de salvar vidas”.

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