Las brujas de Zugarramurdi
Zugarramurdi es un municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Pamplona, en la comarca de Baztán y a 83 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2014 fue de 225 habitantes (INE). Cerca del pueblo francés de Sara.
El
municipio está compuesto por 5 lugares habitados: Azcar, Echartea, Madaria, Olazur y Zugarramurdi.
Zugarramurdi es un
topónimo de significado desconocido, aunque con seguridad proviene del euskera. El
filólogo Koldo Mitxelena propuso que la etimología
del nombre podía ser 'lugar abundante en olmos ruines', de zugar (olmo)
+ andur ('ruin') + el sufijo -di (sufijo que indica abundancia).
El propio Mitxelena reconocía que no poseía pruebas
en documentaciones antiguas que pudieran probar su teoría. En euskera normativo
esp. olmo se dice zumar, pero zugar es una variante
dialectal que aparece en muchos topónimos. Por otra parte, -di es el
sufijo abundancial que acompaña en euskera a los
nombres de árboles y plantas, y atestiguado en multitud de topónimos, como
Lizardi, Aresti, Gorostidi, Loidi.
Así por ejemplo Zumardi quiere decir
en euskera olmedal y alameda. En el caso del topónimo Zugarramurdi hay un
elemento intermedio que actualmente parece irreconocible.
En euskera y en castellano
el nombre del pueblo se transcribe igual, aunque la z se pronuncia de
manera diferente en ambos idiomas, por lo que la pronunciación difiere
ligeramente. Según Mikel Belasko, los paisanos coloquialmente usan las
variantes Zugamurdi, Zamurdi o Zuenburdi, formas sincopas del nombre.
Se encuentra al
noroeste de la Comunidad Foral de Navarra cerca del
paso fronterizo de Dancharinea con Francia. Su término municipal tiene una superficie de
5,649 km² y limita al norte con Francia, al este
con Baztán
y Urdax y al sur
y oeste con Baztán.2
Historia
Al igual que Urdax, Zugarramurdi fue un poblado de caseríos abandonados bordeando el monasterio de San Salvador antes de adquirir jurisdicción civil. Fue declarada Villa en 1667.
Las brujas de Zugarramurdi
En 1610 tuvo lugar en Logroño un auto de fe
en el que la Inquisición española procesó a cuarenta
vecinas acusadas de ser brujas de Zugarramurdi y condenó a doce de ellas a morir en la hoguera (cinco de ellas en efigie
por haber muerto con anterioridad). Las ejecuciones se basaron en la mayor
parte de los casos en testimonios basados en supersticiones y envidias que eran
poco o nada fiables.
Julio
Caro Baroja cita como párrafo interesante de dicho auto de fe el siguiente:
"Las 18
personas restantes, fueron todas reconciliadas (por haber sido toda su vida de
la secta de los brujos), buenas confidentes y que con lágrimas habían pedido
misericordia, y que querían volverse a la fe de los cristianos. Leyéronse en su
sentencia cosas tan horribles y espantosas cuales nunca se han visto: y fue
tanto lo que hubo que relatar, que ocupó todo el día desde que amaneció hasta
que llegó la noche, que los señores inquisidores fueron mandando cercenar
muchas de las relaciones, porque se pudiesen acabar en aquel día.
Con todas las dichas personas se usó de mucha misericordia, llevando consideración mucho más al arrepentimiento de sus culpas, que a la gravedad de sus delitos: y al tiempo en que comenzaron a confesar, agravándoles el castigo a los que confesaron más tarde, según la rebeldía que cada cual había tenido en sus confesiones"
Con todas las dichas personas se usó de mucha misericordia, llevando consideración mucho más al arrepentimiento de sus culpas, que a la gravedad de sus delitos: y al tiempo en que comenzaron a confesar, agravándoles el castigo a los que confesaron más tarde, según la rebeldía que cada cual había tenido en sus confesiones"
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