La palabra buena de Francisco
Escrito por
Liz Martínez Vivero
Nuestra Isla le ha abierto los brazos y el corazón, con ese don especial que caracteriza a los cubanos...
Nuestra Isla le ha abierto los brazos y el corazón, con ese don especial que caracteriza a los cubanos...
Argentino en todas sus maneras, el Papa Francisco cumple 48 horas en
Cuba y la gente del mundo entero sigue pendiente a la cobertura
informativa de su visita. No únicamente nos ha exhortado a soñar,
también ha hablado de reconciliación como vía de escape en un mundo tan
“en guerra”.
Sorprende su historia de vida, el esfuerzo respiratorio, la sencillez
de su diálogo y en definitiva, de su existencia toda. En el Papa
Francisco (Francesco, en italiano) convergen muchas primeras veces.
Sabido es que resulta el primero de origen americano pero también lo
es de los no nacidos en el Viejo Continente. Cuando ejercía el
arzobispado en Buenos Aires se pagaba el metro, el autobús y lo sigue
haciendo en Roma probablemente, como ha dicho muchas veces, para estar
más cerca de los pobres.
A sí mismo se ha llamado: el Papa que fueron a buscar al fin del
mundo, pobre como todo el globo. Antes de llegar al Vaticano se graduó
de técnico químico, y antes de eso creció en un hogar de ascendencia
italiana, en la Argentina de 1936: tres años antes de la Segunda Guerra
Mundial.
Durante su gestión pontifical se ha hecho eco de las causas justas,
ha procurado acercar la Iglesia a todos los sectores de la sociedad y en
sus mensajes insiste en la paz, en la misericordia y en la
reconciliación. En la culminación de cada una de sus misas, solicita a
los feligreses que intercedan por él.
Nuestra Isla le ha abierto los brazos y el corazón, con ese don
especial que caracteriza a los cubanos aunque estén dispersos por el
mundo, porque ha aclarado Francisco, a ellos también dedica sus
plegarias.
Este domingo en su reunión con Fidel y en la distancia que supone el
cristal de mi televisor, se respiró en mi casa la admiración de ambas
partes. Queda a uno la satisfacción de estar viendo así, en la misma
toma, a dos personas que han cambiado el curso de la historia y también
de muchas maneras el mundo.
Hoy en Holguín y luego viaja a Santiago de Cuba, ciudades donde
impregnará de los mejores deseos a los congregados alrededor de su
palabra buena.
Comentarios
Publicar un comentario