Las drogas: un problema social de raíces humanas
En
fecha reciente, políticos de diferentes países debatieron temas sobre
la lucha contra las drogas. Las convenciones de drogas de la
Organización de las Naciones Unidas son fundamentales en la respuesta al
problema para la fiscalización, elaboración de políticas públicas y
para el establecimiento del marco de cooperación internacional que
respete los derechos humanos. Coincidamos en que nadie escapa del daño
humano y social, de ahí que la ayuda internacional en el combate contra
ese flagelo, tiene como punto de partida el principio de responsabilidad
común y compartida tanto para las acciones individuales como en las
colectivas.
Las
víctimas serán siempre el eslabón más vulnerable de la cadena,
reconocer a los grandes narcotraficantes, los proveedores de insumos
químicos, los que comercian con la vida, a esos hay que cerrarle el
paso, son los culpables pues ponen al límite al individuo al importarle
solo las ganancias, y las organizaciones que facilitan el lavado de los
dineros mal habidos con ganancias exorbitantes son también agentes
mediadores de la muerte y de la pérdida de los valores humanos que
generan violencia y corrupción, y presionan a las comunidades campesinas
presas del negocio del narcotráfico.
Urge
defender la necesidad de que todas las naciones actúen unidas para
combatir el narcotráfico; son condicionantes, la pobreza y en ella las
escasas oportunidades, la falta de empleo en las sociedades que aún se
empeñan en la búsqueda de la justicia y la equidad, en mi opinión
ganaremos la batalla si logramos el desarrollo inclusivo y sostenible,
por igual para todos. Con ello la garantía de la salud pública y el
acceso a sistemas de tratamiento, rehabilitación y de prevención para
enfrentar ese fenómeno.
La
humanidad vive hoy avances en cuanto a la despenalización del consumo
de drogas y el acceso a las sustancias controladas con fines médicos y
científicos así mismo la solución no será absoluta si pensamos solo en
castigar el consumidor con la pena de muerte, con ello nos quedamos al
margen del problema. El tema de las drogas tiene aristas sensibles, las
estadísticas tienen que dejar de ser números fríos, ellas hablan por sí
solas, llevan en sí las vidas segadas, la corrupción y violencia
generadas por este flagelo, constituyen el principal detonante, entonces
la guerra contra las drogas tiene aún lejana, la posibilidad del
triunfo.
Queda
claro que el compromiso de un cambio de dirección en el combate a las
drogas es unánime, en tanto en el bloque latinoamericano aún existen
diferencias en las vías para encontrar solución el inicio de un proceso
irreversible hacia una política más humana en materia de combate a las
drogas. Coincidamos en que el consumo de drogas, además, está asociado a
elevados índices de criminalidad y exclusión social, pues en la
búsqueda del dinero necesario para obtener esas sustancias, las personas
adictas no dudan en robar, estafar, mentir y hasta cometer actos de
homicidio, y por ello padecen el rechazo de la comunidad y de algunos de
sus familiares.
Es
muy importante la pesquisa activa en las comunidades para detectar a
las personas con factores de riesgo asociados al consumo de drogas la
propuesta para la atención médica, la rehabilitación y reincorporación a
la sociedad. Prevenir el consumo del alcohol, el tabaco y otras drogas a
partir del rechazo consciente de adolescentes y jóvenes es el objetivo
fundamental de la estrategia pedagógica que, rectorada por el Ministerio
de Educación, se aplica en todos los niveles de enseñanza. Alcohol y
tabaco son drogas porteras que acercan al consumidor a otras sustancias
más nocivas, y la familia debe tenerlo claro para evitar que sus
miembros jóvenes un día estén poniendo en peligro su salud.
En
Cuba se multiplican esfuerzos pero aún no es óptimo el trabajo
preventivo de las acciones y recaba de mayor protagonismo de la familia,
la comunidad, la escuela, las organizaciones estudiantiles, los
movimientos juveniles, las instituciones de salud y los órganos de
enfrentamiento que potencien la cultura de rechazo hacia el consumo de
estas sustancias.
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